martes, 20 de septiembre de 2011

Esperado Aterrizaje (Cap. 8 al 10)

8



Livio Roberto Vancini a sus treinta años, se había convertido en poco tiempo, en el mejor cocinero que haya tenido jamás la Unidad Naval y en el referente espiritual más importante de la tropa, desde que se había consagrado como Pai y había puesto en su casa, al otro lado del alambrado de la Armada, su templo.-
A pesar de su aspecto varonil, su descarada condición de homosexual lo había convertido en el blanco preferido en los baños o en las horas solitarias del comedor.-
Sin embargo era personaje de temer ya que decía practicar la “Línea Blanca” con sus amigos y manejar la “línea Negra” con sus enemigos, temores que incluso le granjearon la amistad prudente del comandante de la Unidad Naval.-
Poseía por novio un hombre negro de enormes dimensiones musculares, que infundía respeto por su tamaño y por su constante mirada huraña, brindando seguridad a la casa-templo, y a pesar de estar bien dotado según las confesiones de ciertas señoritas despechadas, oficiaba en la pareja con los roles femeninos.-
Fue Livio el encargado, parapetado detrás de la ventana abierta que unía el comedor con la cocina, de anunciar que en el barrio se comentaba que tras la construcción de la Policlínica se venia la instalación de la Base Militar norteamericana.-
A sus virtudes anteriores, había que agregar que él era el encargado de poner o quitar de aquella lista pegada al lado de la puerta de entrada del comedor de tropa, a los soldados que eran sospechosos de votar a la izquierda o de realizar ciertas practicas que atentaban contra la unidad del cuerpo, por lo tanto era una fuente digna de merecer respeto.-
El primer día festejaron la noticia con todo tipo de chistes pero a medida que el rumor se perpetuó en el tiempo y ganó las pantallas de la televisión, muchos empezaron a tomarse mas en serio el asunto; algún soldado incluso llegó a imaginar en su posta de vigía que tenia la vista de frente al barrio, estar cuidando a sus espaldas enormes aviones de combate y una cantidad de porta aviones varados sobre la costa, mientras creía divisar unos espectros que iban avanzando sobre su puesto protegidos por la sombras de la noche y sin esperar a dar la alarma, retiraba el seguro de su fusil de asalto, echaba cuerpo a tierra y repelía el ataque.-
El combate culminaba mucho tiempo después con toda la maquinaria de guerra puesto a disposición avanzando a tiro de obús y tanques contra las viviendas del nuevo barrio donde se escondían y morían sin piedad, legiones de guerrilleros.-
Mucho tiempo después un Contra almirante con acento ingles lo condecoraba con una medalla y sugería su traslado al cuerpo de Boinas Verdes.-
En esos pensamientos se hallaba inmerso cuando el vuelo rasante de un tero lo sacó de sus cavilaciones, miró el reloj pulsera y afino el oído para escuchar el santo y seña del relevo.-
Las que se mostraban más entusiastas con que el proyecto se hiciera realidad era el personal femenino, que hablaban a viva voz sobre los planes que tenían para ese futuro que sonaba tan promisorio.-

Entrajado con un impecable frac blanco y gacho de ala ancha con cinta negra, moñita roja y una ajustada faja de seda dorada en la cintura, Livio va recibiendo a los fieles en el templo, acondicionando en el living de su casa, con una postal enorme de la virgen del mar, un circulo de velas y otros adornos característicos del afroumbandismo.-
Un trago de sidra tomada del pico de la botella forma parte del saludo, luego de los besos en cada mejilla; por cada saludo Livio toma su trago, hace una ruidosa gárgara y escupe en forma de lluvia tras los pasos del recién llegado.-
Los tamboreros baten enérgicamente el atabaque acompañados por los cantos desafinados en portuñol, el sonido del afoxe y el triangulo y las carcajadas alocadas de Livio.-
El Negro Jazmín, recibido el consentimiento de Livio, deja que finalmente los Orixas se hagan cargo de su cuerpo y en trance empieza a caminar como una gallina clueca.-
Sentado en uno de los improvisados sillones de almohadones y mas imbuido de alcohol que de religión, un camarada de armas de Livio rememora los placenteros encuentros con éste, donde audaz y sugestivo, le pedía que lo esperara quedándose sólo en las duchas, o se le aparecería en plena madrugada durante las guardias en la chacra de la Unidad Naval, donde para ganar la complicidad del otro guardia, se desarrollaban unas promiscuas fiestas colectivas.-
Van varias veces que pretende recibir un nuevo favor de Livio, en el fondo de su vivienda y esta situación ha sido percibida por Jazmín que a pesar de su trance, comprende el acoso que sufre su hombre.-
Cuando los fieles empiezan a girar sobre si mismo en enérgica danza y en un fuerte canto, Jazmín halla el momento, se acerca sigilosamente al inoportuno que le habla al oído a Livio y sacando una navaja de entre sus ropas empieza a apuñalar furiosamente al soldado.-
La sorpresa y lo brutal de la agresión suspende los cantos y atabaques, rompiendo ese silencio el motor de una avioneta que va con rumbo al mar; pero el soldado que ahora se muere desangrado no ha ido solo y cuando su acompañante, militar también, se recobra de la escena desenfunda una nueve milímetros que empieza a disparar, sin acertar a Jazmín, que alentado por Livio huye rumbo al monte.-

La concurrencia sale como una estampida del templo para ver la persecución que se prolongara monte adentro y que algún furtivo disparo helara la sangre de Livio por la suerte de su mujer, mientras un hilo de sangre llega a los pies de la virgen de Iemanjá, que mira sonriendo desde el poster.-




9

Micaela Coitiño es una muchacha de veintitrés años que cuando llegó al barrio todo el mundo lo supo; no solo por el novedoso movimiento que una mudanza por si sola genera en el entorno, sino por que la belleza de esta mujer no pasaba desapercibida.-
Dueña de una larga cabellera negra como azabache y profundos ojos oscuros, rostro poseedor de finos rasgos de portada de revista para caballeros y cautivante mirada, verla tender la ropa era un espectáculo para las retinas, sobre todo en las tardes o mañanas de calor, en que andaba dentro de un ligero vestido blanco de mangas cortas y un escote lo demasiado profundo como para terminar de suponer las formas de aquellos senos que libres de sostén, vencían dignamente la fuerza de gravedad a pesar de su tamaño.-
Si andaba descalza y el corto vestido que apenas llegaba a sus rodillas se alzaba siguiendo el movimiento de su dueña al tender las sábanas en la cuerda dejando unos torneadisimos muslos para el “saboreo” visual”, ese día su nombre ocupaba los comentarios masculinos de todo el barrio.-
Había comprado una casa sobre la calle principal del Barrio Viejo en plena temporada estival por lo que la nueva presencia en la cuadra y en la playa fue inmediatamente noticia.-
Siempre rondó el misterio de su aparente soledad y sus largas horas fuera del hogar aunque nadie sabia a ciencia cierta si era por motivos de estudio o trabajo.-
Si bien tenía una charla amena y era bastante simpática al saludo, una muralla de acero construía en su diálogo cuando alguien intentaba ingresar en su intimidad.-
Tampoco se veían visitas frecuentemente en su casa y decían las doñas, que alguna noche la habían visto descender tarde en la noche de algún taxímetro.-
Es decir que su belleza se rodeaba del misterio de aparente vida ermitaña, abonando tal curiosidad su ostensible juventud.-
Pero Micaela no estaba del todo sola; apenas llegada del interior del país y por casualidad supo corresponder su amor un hombre ya casado y que pasaba muchísimo tiempo en alta mar; hacia un año que la vida de Micaela había pegado un giro inesperado en los brazos de aquel oficial de la armada que compensaba sus largas ausencias y la no pertenencia con fragancias y adornos que provenían de exóticas y lejanas tierras.-
Como al tiempo de la relación el pretexto para solo encontrarse en un hotel de alta rotatividad era que ella vivía en el centro de la ciudad, compró mediante un préstamo esta vivienda en el barrio Santa Catalina de Alejandría, lo bastante lejos y a resguardo de inoportunas casualidades y encuentros para poder disfrutar mayor tiempo, y quizás algún día, pasar a vivir juntos.-
Segura del triunfo y a pesar de serle cada vez mas difícil mantener a raya las miles de propuestas románticas diarias que recibía, y que se hacían mas acuciantes en las ausencias de su amado, Micaela se arriesgó a llamarlo a su oficina para darle la nueva buena, cuando él con la fría respuesta que solía dar dos pos tres cuando un asunto no era de su agrado le respondió:
- Te felicito pero es imposible para mi concurrir a verte en ese barrio… me acaban de asignar tareas en la Unidad Naval que esta allí asentada.-
Unas profundas ojeras se instalaron en el rostro de Micaela ante ese nuevo fracaso, y allí se empezó a cuestionar sobre el sentido de sostener el amor y la fidelidad por aquél hombre ausente y ajeno.-
Balanceó lo que aquella relación le estaba brindando y llegó con miedo a la conclusión de que se cumplía la profecía de su padre, de que ésta relación era como un callejón sin salida, sin posibilidades reales de avanzar, desperdiciando su juventud.-
Sin embargo cada vez que le llegaba un nuevo mensaje de texto o una llamada en la madrugada, su mente se alborotaba y sus pensamientos giraban como dentro de una licuadora.-
Siempre terminaba llorando, cuando luego de aquellas llamadas contemplaba su soledad.-

Fue una de aquellas mañanas que tendía ropa y sentía que los vecinos la desnudaban con la mirada, que vió primero a través de la tela de la sábana rosada la figura que para poder contemplar le hizo, enrollar al disimulo la ropa de cama.-
Un muchacho joven totalmente vestido de negro estaba parado en la puerta de su casa con un mensaje en la mano; reconoció en éste el mismo aire de marcialidad de su marino, pero este era más joven y tenía una mirada dulce y una sonrisa como aquellas de los primeros tiempos de su romance.-
Tímidamente el joven la invitó a asistir a la asamblea barrial y fue la primera vez que escuchó del asunto aquél de la Base Militar.-
Tomó el volante y adrede le dedicó una sonrisa que le consta, aturdió a Darío, nombre que supo al tiempo, en contactos más estrechos, era el del mensajero.-

El ómnibus que va de Santa Catalina de Alejandría al centro de la ciudad, tiene un ambiente casi familiar, sea por que en el van grupo de trabajadores de un mismo empleo, sea por que empiezan a reconocerse en los mismo horarios de salida o de llegada, o de ambos, o por la simple familiaridad de verse en el barrio.-
El ómnibus sale del barrio y toma el camino Burdeos, profunda bajada a la ida y empinado repecho a la vuelta y así empieza a subir y bajar por la ondulante y quebradiza geografía del Cerro.-
Darío primero modificó sus horarios en función de los horarios de Micaela, y luego desarrolló una estrategia de aproximación que en pocos viajes ya lo habían ubicado al lado de ella.-
A Micaela todo aquel lio sobre si era un policlínica o una Base Militar le importaba un bledo, pero los comentarios sobre los integrantes de la Unidad Militar le chocaban un poco y constrataba con la imagen idílica que aún conservaba de su marino, pero luego pensó, que si “empachara” sus pensamientos de aquellos comentarios, tal vez lograría olvidar a su cada vez mas distante amante.-
Darío le resultaba simpático pero monotemático y lo notaba a veces presa de una obsesión constante con aquel tema.-
El colmo llegó una mañana cuando ya intercambiados sus gustos melódicos él le ofreció escuchar a Silvio Rodríguez y aquella canción que empezaba diciendo: “yo soñé con aviones, que nublaban el día”…
Micaela estalló en una carcajada ante las propias narices de Darío que embobecido por su belleza no acusó la risa irónica, y la debió despedir, deseando estampar un beso aunque solo fuese en aquellas mejillas.-
Se consolaba Darío con saber que vivía sola y aunque en temas íntimos no podía avanzar por el hermetismo demostrado por aquella, especulaba con que el ingreso al movimiento contra la Base Militar podía ser el comienzo de una relación.-
Micaela estaba bien lejos de formar parte de aquellos planes y la atraía de él la simpatía y el aspecto marcial, y por que no la posibilidad de que la ayudara a olvidar al hombre que esporádica pero persistentemente le enviaba aquellos mensajes donde le preguntaba si todavía lo amaba.-
Recién después de saber que Darío se llamaba Darío, juntó el coraje suficiente para empezarle a contestar a los mensajes de texto que su marinero le mandaba preguntando si lo amaba: “no se”.-

10

En un barrio que tenía un aspecto de siempre jóvenes emprendimientos arquitectónicos, durante los fin de semana soleados era común ver a gente recorriendo sus distintas calles, sobre todo las angostas e intrincadas callecitas casi senderitos del barrio nuevo, erigido contra los murallones del viejo saladero, en busca del algún terreno o vivienda para comprar.-
El hombre hacia días que estaba recorriendo en bicicleta con un diario de clasificados bajo el brazo el barrio viejo y nuevo, preguntando por tal o cual dirección o si alguien sabia de alguna oportunidad de venta.-
Tenia un pelo enrulado bastante desprolijo, una barba bastante desaliñada, un pantalón vaquero con notorios signos de desgaste al igual que su camisa leñera; unos gastados zapatos marrones de trabajo formaban parte de la vestimenta; nadie reparó demasiado en él y menos en aquella pareja que se sacó fotos en distintos puntos de la costa, entre los pescadores, en algunas calles del barrio; nadie prestó atención tampoco cuando aquella pareja le solicitó al “chucho”, - conocido niño del lugar que vivía de lo que diariamente le daban los comercios para comer- que le sacara unas fotos en la Terminal, teniendo a sus espaldas el Salón Comunal donde de a poco se iban congregando los vecinos para la asamblea.-

La pareja promediando los treinta años ahora esta dentro del auto, un Fiat duna blanco estacionado en la entrada a Santa Catalina; el hombre de la bicicleta se arrima, pregunta algo, les deja el diario y prosigue su viaje.-
Los tres son soldados de Primera de la Unidad de Inteligencia Naval; al despacho de dicha Unidad llego la preocupación por los movimientos en la zona en contra del Proyecto y decidieron investigar.-
La labor fue bastante sencilla ya que la retorica de la mayoría de los integrantes del movimiento en cuanto a éstos y otros temas los hacia claramente identificables; incluso algún oficial que les brindó información sobre alguno de sus integrantes, comentaba la anécdota en la cuál, posterior a un atentado contra una embajada con bombas de bleque, el militante que las arrojara se fue muy tranquilo en el ómnibus con las manos y ropas sucias de alquitrán hasta su casa.-
Preocupaba a los militares quienes podían ser los vecinos influyentes que integraran el movimiento; los viejos activistas sociales que habían movilizado y organizado al barrio contra la extracción de arena de las playas y médanos por parte de una empresa privada hace unos cuantos años y luego contra la instalación de un puerto de aguas profundas no se habían integrado a este movimiento, pero tampoco explicitaban su apoyo al Proyecto Policlínica; se los podía definir, como a la mayoría de los habitantes del barrio neutrales aunque no indiferentes a aquella polémica.-
El diputado Oscar Amarante, hasta donde ellos habían podido averiguar mantenía el mismo discurso que en el despacho del Ministerio de Defensa y la Alcalde de la zona estaba bastante desgastada políticamente por las demandas del barrio sin cumplir.-

A una semana de aquella operación que culminaba el trabajo de recolección de información, Dionel junto a otros oficiales y sub oficiales reciben de manos del propio Director de Inteligencia Naval el informe, escrito y proyectado en power point.-
Por la pantalla van pasando los rostros de los distintos integrantes del movimiento, las fotos de sus casas y una especie de ficha técnica debajo de cada rostro donde consta datos filiatorios y lugares de trabajo o actividades.-
Con mas aburrimiento que curiosidad recibe Dionel dicha información, angustiado por presentir que su historia paralela con Micaela llegó a su final; fue en ese momento que un frio recorrió su espina dorsal y tuvo la sensación de que el corazón se le detenía mientras sus ojos miraban aterrados la imagen que respaldaba el informe oral.-
-Aquí tenemos fotos de la asamblea- proseguía el Director de Inteligencia mientras cambiaban las secuencias fotográficas – y si bien no pudimos hasta el momento recoger la filiación de todos los asistentes y si estos seguirían o no dentro de ese movimiento.-
En la penúltima foto, tomada desde fuera del local pero que se apreciaba los rostros de los ubicados cerca de la puerta de salida, Dionel reconoció perplejo, el perfil de Micaela.-
Con cierta urgencia que intentó disimular abrió la carpeta que le entregaron personalmente para buscar los registros fotográficos pero estos no se encontraban a disposición; repasó las listas de nombres y respiró aliviado cuando no encontró el nombre de Micaela allí.-
Una gota de sudor proveniente de su frente cayó sobre el informe y levantó la vista pero por suerte nadie lo estaba mirando y el informe estaba llegando a su fin. Decidió que lo mejor era retirarse antes que prendieran las luces y con un susurro pidió excusas y se levantó dirigiéndose hasta el baño.-
Si bien tenía una sensación de frío polar en su cuerpo su camisa blanca estaba totalmente empapada de sudor y el espejo del baño reflejó su rostro desfigurado por una sensación bastante parecida al terror.-
Si alguien asociara a Micaela con aquel movimiento y su condición de amante del marino, no solo su matrimonio se vendría a pique; su carrera se hundiría sin posibilidad de rescate alguno, sin descartar la posibilidad de un tribunal militar.
Maldijo la hora que se ofreció a llevar adelante el control de las obras de aquella maldita policlínica por que ese también era un elemento que lo involucraba, en este caso pesimamente.-
Abrió la canilla y lavó su rostro y lo refregó tantas veces como si en ese gesto pudiera borrar la imagen vista y en seguida apareció el “Ángel de los pretextos” para abonar la duda que necesitaba. Pudiera ser que la mujer vista no fuera Micaela sino alguien muy parecido; ya le había pasado en circunstancias parecidas de crisis de la relación donde aguardaba la esperanza de verla urgentemente para solucionar la situación, de cruzarse fugazmente con la imagen de alguna mujer que se parecía a ella; también pensó que el trabajo de chequeo de imágenes, de ser ella y hasta que dieran con ella, le ofrecería el tiempo suficiente para abordarla y construir una historia creíble a oídos de la Armada sobre los motivos de su presencia; y la tercera opción, la mas difícil de todas, de poder confirmar que la mujer de la foto es Micaela, convencerla por todos los medios a su alcance de que negara cualquier relación, siquiera de amistad para con su persona.-
Se fue sin saludar; no podía sacarse la imagen de la proyección de su mente y no iba a cometer la imprudencia de pedir que se la dejaran ver de nuevo.-
Fue hacia su auto con rumbo a la Base Militar de Santa Catalina sin saber muy bien a que.- En el trayecto su imaginación empezó a volar dándoles posibles soluciones a su preocupación; se imaginaba con Micaela los dos acostados en la cama del motel de siempre, ella dormida de espaldas a él luego de hacer el amor en esa imagen que rememoraba de ella en aquellas noches que pasaban toda la madrugada en el alojamiento transitorio; rememoró su respiración suave, la tibieza y suavidad de su piel, y con un sentimiento que dejó un sabor agrio en su boca , imaginó su mano tomando firmemente la Parabellum, apoyando el caño contra la almohada, encima de la cabeza de Micaela.-

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