Hay miradas que pautan conductas; los de mi
generación supimos de niños crecer ante la atenta mirada de los mayores. Su
sola mirada bastaba para saber que se debía hacer o no hacer.
En el medio rural
uruguayo es famosa la frase de que el “ganado engorda con la mirada del amo”.
Y para los
creyentes, su conducta está pautada ante “la mirada de dios”.
Ésta visión místico
religiosa es la que uno encuentra en buena parte del pueblo venezolano, gente
que rige su conducta y su compromiso con el proceso bolivariano complaciendo
(aunque lealtad sea más justo denominar que complacer) la revolución iniciada
por el Comandante Hugo Chávez, y para
que todo siga transcurriendo bajo su atenta mirada.
Chávez es el líder indiscutido de ésta
revolución; probablemente el pueblo cubano tuviera la misma devoción pero ante
las miradas de un ojo del Che y otro de Fidel.
Todas las
personas con las que me he cruzado en Caracas, con las que he hablado de otras
regiones del país, expresan su devoción, su agradecimiento a Chávez.
Todos tienen una anécdota,
todos atesoran una enseñanza, y todos parecen administrar sus compromisos y
diferencias bajo la mirada del comandante que además, está plasmada en muros,
banderas, remeras y otras expresiones gráficas.
Latidos de vereda
El 29 de abril es el inicio de la campaña
electoral hacia las elecciones de gobernadores y legisladores del 25 de mayo.
El oficialista Gran
Polo Patriótico desarrolla distintas actividades de campaña que se inicia en
Caracas con la presentación de los Comandos en el Parque Alí Primera.
Luego se cumple
una larga lista de mítines y asambleas comunales.
En Santa Rosa la organización de la actividad
reservó una estrecha calle del barrio donde se erigen las casas del Plan
Vivienda; hay una lluvia que cumple su amenaza y varios palos de agua se descuelgan del cielo antes del inicio del acto.
Una muchacha de unos 25 años salió a buscar a
su niño a la escuela y se encontró con el barrio decorado como para una fiesta;
luego de dejar al niño en su casa retornó y ahora estamos los dos, metiendo la espalda en una pared para
evitar una empapadura.
Cuando
me presento como periodista internacional, sin anestesia me dice que soy de los
que vengo a hablar mal de Venezuela; ella se mudó a Santa Rosa hace unos años y
es una aguerrida hija de Petare, pero no obstante el natural recelo, habla.
Dice que a Maduro nunca lo vio en Santa Rosa
y el único dirigente que recuerda estuvo alguna vez fue Diosdado Cabello; entre
el mito, la leyenda y la devoción si está segura que Chávez debió haber estado
y sino estuvo, cumplió con la Misión Vivienda.
De la primera
consulta nacional para proyectos comunales dice que su comunidad ganó un
proyecto de asfaltado de una calle para que los niños puedan acceder a la
escuela pero que la obra quedó por la mitad y aún no la terminan.
Para ésta segunda consulta del 27 de abril
pidieron terminar esa obra, pero fue elegida la de otra comunidad.
Como sucede en varias sociedades, la crisis
de participación también afecta al proceso bolivariano; ésta mujer con una
visión crítica de la gestión no participa del proceso político pero tiene una
profunda fe en que nadie se animara a traicionar el legado de Chávez; ella cree
que desde algún lugar, los ojos de Chávez observan.
El aparato
militante del PSUV finalmente inunda las calles y da vida al bullanguero acto;
el grueso de la gente no son los vecinos de la zona y eso quedaba claro desde
la convocatoria que impulsaba la participación de los militantes y agrupaciones
de las comunas y parroquias vecinas. Sin embargo la gente del Santa Rosa dio un
contundente respaldo electoral del 25 de mayo apoyando al proceso bolivariano.
En el otro
extremo de Santa Rosa, en uno de los barrios privados, un grupo de veteranos y
ex militantes universitarios comparten bocadillos regados con rones y wiskis;
en sus añoranzas afloran las ocupaciones y las noches manteniéndose en vela con
el popular cocuy, y a pesar de la ensalada de visiones críticas y de respaldo
al actual proceso, todos vuelven a celebrar sus compromisos revolucionarios
ante la mirada una vez del líder indiscutido.
Guerra de miradas
José Antonio García
popularmente conocido como Cheo o Cheito es mi anfitrión y guía por el
edificio de Telesur; para quienes venimos acostumbrados a trabajar en pequeños cubículos
o improvisados estudios de televisión, aquello nos resulta como casi toda la
arquitectura venezolana, apabullantemente grande.
Intentamos hablar con Patricia Villegas Presidenta de Telesur pero la agenda no lo permitió.
Las condiciones de la revolución en el año 2005 lo
permitieron y la apuesta de Telesur fue acertada; para librar el combate en los
medios de comunicación con tamaño de cadena internacional, hay que competir
incluso desde la estética.
Telesur no tiene
nada que envidiar en ese sentido a la CNN, pero además, no habría otra forma de
posicionarse como una cadena alternativa.
Una apuesta a una
identidad en su escenografía, su inversión en tecnología y lograr una capacidad
de producción presente en todas las plataformas es un desafío que se cumple a
cabalidad, no sin dificultades.
Mi tocayo Ricardo
Romero narra como Telesur ha logrado sobrevivir al bloqueo económico y a los
cientos de hackeos cotidianos que desde años soporta.
Es una guerra donde el plomo o las ojivas son suplantadas por ondas electromagnéticas que transmiten imagen y sonido.
No solo alcanza con lo Que mostrar , Como y desde Donde mostrar, sino tener la capacidad para hacerlo.
La red de mas de 40 corresponsales que ha logrado desarrollar permite siempre una visión contra
hegemónica en ésta suerte de guerra de
miradas que es la televisión.
Voces en el aire
Entrar a los
estudios de Radio Nacional de Venezuela supone algo más que entrar en la
historia de la radiofonía venezolana.
Sin duda hay
mucha historia desde aquella primera salida al aire en 1936 pero su punto histórico
de inflexión es cuando fue objetivo del fascismo cuando el golpe de Estado contra el Comandante Hugo Chávez.
Llevando adelante una réplica de la
metodología fascista, las hordas que invadieron la Radio destruyeron todo el
material sonoro, y con saña las que contenían las canciones de Alí Primera.
Aún quedaba francotiradores en las azoteas
vecinas cuando el profesor Fernando Medina, acompañado de una de sus hijas , Elena, fueron a rescatar la radio para el pueblo venezolano.
Un sábado de mañana como ya es costumbre en el
dial, el profesor Fernando Medina de voz delgada y cascada pero convencida,
conduce Debate Abierto.
A la hora en
punto para la cortina del programa se emite la canción de Alí Primera La Patria
Buena para inmediatamente dar lugar a el himno del Batallón de los Bravos de
Apure cantado a capella por Hugo Chávez, un día de diciembre cuando ya partía
hacia Cuba.
Las llamadas de
la audiencia son otra expresión de lo heterogéneo del proceso bolivariano y de
la lealtad que genera el legado chavista.
El programa cumple no solo un rol de difusión y reafirmación del proceso bolivariano, sino que apuesta a preservar una identidad cultural, que al decir de la despedida del profesor Medina, impulsa pa lante.
Retinas
Para un ácrata
del Río de la Plata, quizás hay una parte de la devoción al líder indiscutido
de la revolución bolivariana que se explica por un pueblo que también es
creyente, pero que nos produce cierto asombro.
Es cierto que
Chávez hizo de la renta petrolera en manos de la oligarquía el reparto de los
panes y de los peces para un pueblo sumido en la miseria y que su relato tuvo
un fuerte contenido pedagógico y que su prédica del socialismo llegó en el
momento justo, cuando había una procesión de arrepentidos y vacilantes.
Es cierto que los
venezolanos (lo escribo con sana envidia) tienen motivos para casi idolatrar a
su líder.
Aquí en el sur
tuvimos al Che pero éste decidió ofrendar su vida a pueblos fuera de sus fronteras
nacionales.
Así que rendido
por las evidencias, he retornado por un tiempo al sur, con los ojos del
comandante estampados en las retinas.
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