lunes, 13 de febrero de 2023

"Los políticos son todos iguales"...en lo posible

Muchisimos dirigentes progresistas realizan verdaderas proezas casi de acróbatas para que la afirmación casi estigmatizante de que "los politicos son todos iguales" no los manche. Siendo objetivos, cuando la frase es escupida de los labios de poderosos empresarios o gerentes del mundo de las finanzas, la máxima tiene algo de trampa; para un integrante de los minúsculos grupos de poder "los políticos son todos Iguales" implica que ninguno de ellos tendrá la capacidad de poner en riesgo sus ingresos e intereses. Bajo los gobiernos de Derecha, la distribución de los ingresos lo beneficiaba como siempre permitiéndoles concentrar en sus manos la riqueza generada. Bajo los gobiernos progresistas, mientras sectores por debajo de la linea de pobreza recibían con politcias distributivas se les tirara un salavavida inflable para no hundirse, y para otros una soga para sacarlos a la superficie, éstos sectores de la economía y el poder se seguían beneficiando. En el indice Gini, los mas pobres y los mas ricos fueron los mas beneficiados; en ese sentido, "los politicos son todos iguales". A veces la frase es emitida por personas que ignoran el arte de la retorica retórica politica; sus ojos no han pasado por la lectura de Maquiavelo y su Principe, pero tampoco han llegado al pequeño libro de Copetti y sus cavilaicones matematicas. Otros son totalmente indiferentes a la política y la vida social en general, lindan con los sectores del lumpen proletariado o son los sectores queno ahn logrado sacar ventajas de la práctica politica o de sus referentes politicos. Hasta ahí, los afligidos dirigentes del progresismo podrán encontrar en ésta pluma un paraguas protector. Sin embargo, a pesar de los discursos y trayectorias, quince años de gestión de gobiernos progresistas, no es que haya convertidoa todos los "politicos en iguales" por su pertenencia, sino por su práctica. Quienes nacieron a la lucha politica por fuera y excluidos del "banquete republicano " (al decir de JOrge Batlle cuya estrategia era darle comodos lugares y platos bien servidos a los tumpamaros por ejemplo), fueron internalizando un concepto que es una máxima de la política y es aquella que reza, como un escudo intelectual: "la politica es el arte de lo posible". Lo que en el discurso de campaña son las promesas electorales, en los progresismos son el "lavado de los programas" durante el trayecto de la campaña electoral. Como en Uruguay quién mas que menos apueste a ocupar una banca legislativa debe captar votos prestados del centro del espectro politico electoral, esa frase es como un guante elástico adapatable a su mano. El politico de Derecha prometerá no aumentar e inlcuso hasta eliminar impuestos, y el progresistas ofrecerá gravar la riqueza y distribuir mas, pero, ambas loables intenciones tendrán su uro de contención, como jusitificación, en "hacer lo posible", hicimos lo que pudimos, confesarán entre lágrimas. Ya en los años 70, la izquierda europea debatía sobre estos temas y se advertía del camino sin salida de encerrar los anhelos de los intereses de los trabajadores teniendo cmo único destino el parlamentarismo burgués y en ofrecer a bajo precio, estilo 2 x1, cambiar el Estado desde adentro. Entonces bajo esa lógica del arte de lo posible, es donde los políticos son todos iguales, como cuando se ofrece distribuir el ingreso y la riqueza sin anunciar que eso en un país como Uruguay depende mas de las condiciones externas y de una voluntad que debe topar de frente contra el Poder y no se esta dispuesto a perder el status y el confort de acalorados debates parlamentarios.

lunes, 6 de febrero de 2023

El libreto del Kapital

Las democracias occidentales, entendiendo por democracias un sistema donde persisten como en Uruguay elecciones libres presidenciales, parlamentarias y departamentales, un sistema representativo y el funcionamiento y reconocimiento de la Independencia de Poderes, no logran sin embargo resistir a la Dictdura de los capitales y la dictadura de los ilustrados. El Poder las empresas multinacionales, muchas de las cuáles tienen ganancias anuales superiores al PBI de muchas naciones, imponen sus condiciones a países que no logran generar motores de economía nacional, entre otras cosas porque muchos empresarios nacionales se han convertido en socios o gerentes de las multinacionales. Los gobiernos de Derecha ofician como gestores dentro de su país de los intereses del Capital, flexibilizan los controles del Estado, desregulan las relaciones laborales y le sirven en bandeja de plata leyes que dan un marco legal a su actuación, aunque eso implique pérdida de soberanía. Los gobiernos progresistas por el contrario, gobiernan en el limite impuesto por las multinacionales; aunque intentan medidas de regulación y controles y cada tanto logran quitar una tajada para la distribución de las ganancias. Pero, como el dueño de la pelota que amenza con retirarse y terminar el partido, las multinacionales les imponen la espada de Damócles de realizar o no inversiones que generen aunque mas no sea, eventuales fuentes de trabajo y reactivación economica. Bajo esa lógica además, los gobiernos progresistas se ven obligados a bailar al son de las contradicciones que le genera ésta situación; el Ministerio de Trabajo, el de la Policía y la institucionalidad del Estado en manos del progresismo queda "enfrentado" al conjunto de los trabajadores. En el caso especifico del Uruguay, los progresismos son la versión remasterizada de los "amortiguadores batllistas" del siglo pasado; nada mejor que un "compañero" en el gobierno para calmar los ánimos de los explotados. A esta Dictadura del Capital, para la cuál los sectores populares aún no han construido una herramienta eficaz para enfrentarla se suma la Dictadura de la Ilustración, ilustración que ya no es necesariamente enciclopedica, sino informática. Repetir la cantinela de que se precisan trabajadores formados con nuevas capacidades, oculta el hecho de que el acceso a los Conocimientos esta vedado a las grandes mayorías. El proceso de concentración y jerarquización del conocimiento en manos de Instituciones privadas, no es solo un problema de mercado. El capital necesita trabajadores formados que pueden y deben integrar sus cuadros gerenciales en las finanzas, la producción y la distribución; el resto es mano de obra barata y a diferencia del capitalismo del siglo 20, no necesita de un "ejército de reserva". Sin embargo, y aunque no se pueda identificar una actitud de resistencia, los sectores marginados y excluidos por la ilustrada dictadura del Capital va tomando otras formas. Empieza en su origen con una esencia demandante, insastifecha, cuestionadora de la cotidianeidad, que en apariencia se colma con alimentar el hiper consumismo. Los procesos de descentralizacion politica y economica con base en lo local y desarrollo territorial podrían a llegar a ser subversivos para el gran Capital, pero los sectores progresistas e incluso los de definición socialista no los tienen en su horizonte. Mientras el progresismo mastica el tallo de pasto pensando como administrar mejor el Capitalismo, esos espacios territoriales con autonomia politica y economica han sido ocupados por el narco tráfico, esa suerte de Dictadura del elemento lumpen de la sociedad. La pandemia del coronavirus vino a poner arriba de la mesa y a cuestionar la naturalización del orden vigente; faltó el impulso creador de transformar la desmovilización de la economía en un programa alternativo que pusiera al ser humano en su condición comunitaria capaz de sobrellevar su relacionamiento con el entorno sin los estandares del capitalismo. Son los renglones en blanco en el libreto del Capital donde los pueblos pueden escribir las condiciones, aunque por supuesto nada de ésto será gratuito. Uruguay va hacia su latinoamericanización, y Latinoamerica camina a su africanización. Los primeros 20 años del siglo XXI, tienen mucho de los primeros años del siglo antecesor para los sectores populares y puede ser una experiencia superadora si se señalizan los caminos sin salida que ya recorrimos. Las buenas intenciones de una gestión estatal condujeron a simpáticas burocratizaciones y corporativismos que a la hora de los bollos, aseguró el bienestar de la clase media. El movimiento sindical dejó pasar el tren de potenciar las empresas autogestionadas por los trabajadores que era sin duda un camino superador de la lucha por el salario. La descentralización política no fue mas allá de la representatividad politica ( en conciliabulos entre sectores politicos) cuando debió apostar a la descentralización de recursos y generar espacios de decisión y poder de las organizaciones territoriales y de base. No hubo una apuesta decidida a debilitar la partidocracia en desmedro de la acumulación electoral para desarrollar la conciencia y participación comunitaria. Y esas debilidades, ambiguedades, cálculos electorales, son los mejores aliados de la dictadura del Kapital.

Las movilizaciones chavistas no serán transmitidas

  El rol de los grandes medios de comunicación y ahora de las redes sigue siendo el mismo que cuando la derecha dio el golpe de estado contr...