domingo, 29 de diciembre de 2024

Venezuela: Una revolución que se resiste a los moldes

Venezuela sin viru viru Los días 10 y 11 de setiembre en Caracas Venezuela se llevó a cabo e Congreso mundial contra el fascismo, el neo fascismo y sus diversas formas. Fue una manera de recoger el guante de Saramago cuando ya hace bastante tiempo planteó aquello de que el nuevo fascismo no tendrá la cara de Hitler, Mussolini o Franco sino que serán tipos legitimados de alguna manera con el voto popular. Dicho congreso consolidada la Internacional Anti fascista se reunira en enero del 2025, antes de la asunción de Nicolás Maduro como Presidente electo. Hacerlo en Caracas fue oportuno pues hace poco más de un mes, las elecciones en Venezuela demostraron hasta donde están dispuestas a llegar las fuerzas de ultra derecha para derrocar al proceso chavista y como logran posicionarse dentro de las fuerzas opositoras y su incidencia en el concierto internacional, en una universalización de las ultras derechas políticas. El encuentro además fue un buen argumento para dejar de tener una visión sobre lo que ocurre en el país caribeño con los “lentes” de la CNN y de tomar distancias de los discursos políticamente correctos del sistema político uruguayo (aunque ningunee su tradicional concepto de autodeterminación de los pueblos), que de golpe se ha convertido en un aleccionador de cómo deben ser las democracias en el resto del planeta. Quizás el único problema de un congreso con pocos días de estadía es que se convierte en un epicentro que no permite dedicar más tiempo a “hurgar” en las calles para tener una medición más heterogénea de la realidad. Durmiendo en aeropuertos Llegados a Caracas junto al resto de más de 95 organizaciones sociales de todo el planeta, nosotros en particular por la Red en Defensa de la Humanidad Capitulo Uruguay, el bloqueo económico es más tangible que la crispación por la tensión política. Interconexiones aéreas y algunos problemas en aduanas dan una muestra clara de que expresiones puede tomar el bloqueo contra un país, por ejemplo vuelos que no llegan directo como en este caso de Montevideo a Caracas y se deben hacer por lo menos escalas en dos países, sin mencionar la imposibilidad de ajustarse a las agendas establecidas. Por ejemplo quienes pudieron participar de los dos días del congreso (martes y miércoles, debieron arribar el domingo a Caracas). La ruta que nos tocó de ida y de vuelta podría tener una carga simbólica, algo así como el sendero del socialismo: Chile, Bolivia, Venezuela. Sin embargo el aeropuerto de Santiago rediseñado para un turismo de consumo es un enorme edificio a recorrer sin más posibilidad que, aun para descansar sentándose un rato, aceptar las diversas ofertas gastronómicas y de bazares con precios de turistas de primera clase. Pero lo que más asombra en este Chile de Boric, es toda la propaganda preparando los festejos de un nuevo aniversario de la independencia de Chile y ni una sola mención al once de setiembre, fecha del golpe de estado donde muere el presidente Salvador Allende. Alguién dirá que un aeropuerto no es el sitio propicio pero la identidad se construye culturalmente con la presencia y ampliación de todos los espacios de la sociedad. La segunda y eterna escala (veinte horas de ida y otras veinte de vuelta) fue en el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia; si algo permite estos encuentros es el cruce de culturas y reaprender significados. Viru Viru es una palabra indígena que significa llano, referida a la geografía llana del oriente de Bolivia; en Uruguay cuando alguien está mintiendo o hablando demasiado le decimos que se deje de hacer Viru viru. La anécdota viene a cuento siempre en campañas electorales. No está de más recordar que Santa Cruz es la ciudad dónde se concentra la oligarquía y la base motora de la economía boliviana; los cruceños por definición odian a los de occidente y son racistas con sus pueblos indígenas. El conflicto interno entre Arce y Evo Morales se convierte en preciado picadillo por estos lares. La disputa política internacional cobra sutiles dimensiones; por ejemplo cuando presenté pasaporte para el viaje a Venezuela, se desató un conflicto diplomático y empresarial, con fuerte aroma a disputa política, como si algunos funcionarios y gerentes de Bolivia de Aviación se sumaran al concierto internacional colaborando con el bloqueo burocratizando el trámite de migraciones. A pesar de esta realidad que no escapa al gobierno bolivariano, Venezuela sigue dando ejemplos de solidaridad; en m viaje de regreso más de 50 bomberos venezolanos van a combatir los incendios en Bolivia. Viejos odres, nuevos vinos Nuestros oídos en el congreso recobraron viejos sonidos que en algún momento también en Uruguay no imaginaban la ajenidad que con el tiempo fueron ganando tras quince años de gobiernos frenteamplistas. Acá se menciona sin rubor la palabra revolución, se hace un homenaje a Allende asesinado en Chile, se hace un pequeño homenaje a la trayectoria de Fidel, del Che, de las revoluciones en Centroamérica, a la eterna situación de asedio en Gaza y a nadie le parece un discurso destemplado; las intervenciones son acompañadas en cada pausa con las canciones de Alí Primera que tanta identidad cultural le dio al pueblo venezolano y a la que sigue apostando en éstos espacios. Como en todo encuentro por supuesto que hay varios participantes con “mucho más boca que oreja”, pero son los que permiten sostener en el tiempo este tipo de acercamientos de carácter internacional y poder dimensionar las distintas luchas que se libran. Uno si es capaz de observar sin petulancia los pueblos de Chile, Bolivia pero en este caso el venezolano, comprende que “acá hay una fábrica mientras nosotros somos apenas un taller”, o sea acá hay masas humanas construyendo un proceso político distinto. Los más compadecientes críticos con éste proceso argumentan que quedaron anclados en el tiempo ideológico, mientras los aggiornados a las nuevas democracias donde importa la apariencia, considera el gobierno de Maduro de Dictadura. Nosotros sin ese democratadómetro y sin cejar de nuestra visión grisácea rio platense por supuesto que nos hace ruido este proceso colorido, bullanguero y desfachatado, con un Maduro que desafina hasta hablando; ese diálogo que mantiene con el auditorio a veces cantando nos resulta tan desencartonado que sentimos como vergüenza ajena, o quizás muchos signos de “opulencia” material que en el sur es impensable pueda hacer gala seres que se definen de izquierda. Sin embargo, por encima de muchos prejuicios sureños, algo que explica el proceso es la comunión en las tareas de organización del encuentro por ejemplo, entre las fuerzas policiales y militares con el sentimiento de la militancia del PSUV; es decir, se mantiene un horizonte común que genera un estado espiritual, donde por suerte Maduro ha allanado los caminos para no ir a una guerra civil. En todo caso lo que queda claro es que siguen transitando lo que denominan Socialismo del Siglo 21, y ese nuevo esquema, no encastra en los viejos moldes de la izquierda tradicional pero y menos de los progresismos. El fascismo o como se llame ha logrado que el odio se instale, pero venezolanos que odian al chavismo en Venezuela no son muy distintos a los que deambulan por las calles montevideanas; bueno si, en Venezuela un anti chavista de 13 años asesinó a una dirigente chavista barrial. La revolución de las sardinas Éste pueblo sufre un bloqueo económico que en su primera etapa lo hizo pasar de un superávit de 56 mil millones de dólares a 7 millones. Fue la etapa donde la alimentación de proteínas de la población se resolvió comprándoles sardinas a los pescadores artesanales y así se conoció esta etapa de resistencia como “los años de la sardina”. No es la primera vez que al chavismo se erige en las expresiones de resistencia de su pueblo. La sardina fue con Maduro tan contundente como respuesta, como cuando en la época de Chávez en los barrios humildes se quemaban los muebles para resistir el desabastecimiento de combustible. En el cierre del congreso el Presidente Nicolás Maduro explicó cómo fue el proceso eleccionario y el actuar de los sectores de ultra derecha de la oposición, identificando muy bien el rol de los dirigentes del de algunos integrantes del pueblo, y que no a toda expresión de derecha se la puede gratuitamente calificar de fascista. Quizás antes de catalogar a un gobierno para aclimatarse al debate político local, habría que medir como impactan algunas declaraciones en el pueblo que la está peleando, sin olvidar que se deja de lado el concepto de autodeterminación de los pueblos. A veces el silencio, siempre cuidando no hacerse cómplice, al menos es digno, como comer sardinas pero no cejar en los principios. (publicado en Caras & Caretas en setiembre de 2024)

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