viernes, 1 de febrero de 2013
Entre lo Bizarro y el Señoritismo.
No hace mucho participábamos de una reunión de una comisión especialmente creada dentro de la Comisión de Seguridad social de la Camara de Diputados para estudiar una propuesta que permitiera mejorar el reclamo de diversas Asociaciones de discapacitados sobre el cumplimiento del porcentaje de personas con discapacidad a ser incluidas en los llamados a empleos públicos.En la misma estaban presentes representantes de la Comisión Nacional Honoraria del Discapacitado y los delegados de las Asociaciones de Sordos, Ciegos, Discapacitados Motrices, neurológicos, etc.
Los que estábamos por nuestros diputados que carecemos de alguna de esas discapacidades empezamos a sentirnos un poco discriminados y de alguna manera, nos hacían sentir culpables de la falta de previsiones en la infraestructura de la ciudad para su desplazamiento y nos sumergían en la discucion semántica: ¿se debe decir discapacitados o personas con capacidades diferentes?. Hasta ese momento y con la comisura de los labios sin despegar escuchábamos atentamente esa suerte de "descarga" reivindicativa, cuando se nos ocurrió preguntar cuales eran las cifras que manejaban de cumplimiento del ingreso de personas discapacitadas o con capacidades diferentes al estado. El tiroteo fue cruzado y horizontal; los ciegos acusaban a voz batiente que los sordos se llevaban los mejores puestos de la administración, los de baja visión eran "acribillados" por las reciminaciones de los discapacitados motrices y la reunión se suspendió por lo alterado de los ánimos.
Anécdota de este tipo podremos encontrar por miles, en esta suerte tan antropológica de los fenómenos que se producen cuando años de demandas insatisfechas se empiezan a tomar en cuenta y a cumplir;es como que años y años de reivindicaciones y sentimientos de injusticias brotan en cascada sin poder discernir bien sobre los daños y quienes lo intentan reparar.
En esta etapa histórica de reconocimientos de legítimos derechos de genero , raciales y reproductivos,con o sin formalizacion jurídica, surgen expresiones a veces con sabor a cierto "revanchismo" o "desquite", sin mencionar que han ingresado para siempre en la mayoría de las agendas progresistas y políticas de lo correcto.
¿Pero no tenemos la sensación de que hay un macartismo al revés?
Hace no mucho tiempo todo lo que no fuera legitimado por la concepción política de blancos o colorados en el Uruguay era comunista y eso podía implicar desde el retiro del saludo en el barrio o la perdida del trabajo, o en épocas de desembozada dictadura, el arresto y la tortura.
¿Es valido ahora ir pegando etiquetas de discriminación, cuando muchas veces detrás de esa acusación, esta el hecho de no haber accedido a determinado cargo o puesto laboral o reconocimiento, como le pasa a muchísimas personas sin distinción de genero, raza o edad?
¿Cuál es el limite entre la demanda de mi genuino espacio en la sociedad y la manifestación de un individualismo exacerbado que poco aporta a un proceso colectivo y solidario?
En muchas organizaciones de izquierda asumir en su agenda estos derechos no ha sido tarea sencilla;hay quienes sostenían que la legalización de la marihuana y el reconocimiento de los derechos de genero y raciales distraía de seguir encarando la lucha de clases, y que mas bien, parecían reivindicaciones de integrantes de esos grupos pertenecientes a grupos universitarios o de clase media.
Que la clase media esta ocupando un lugar privilegiado en la escena política es una realidad mundial por lo que la pertenencia a ella, de muchos de los principales activistas de estos derechos no debería llamar a sorpresa. También sucede que hablando claro, los afrodescendientes, homosexuales y consumidores mas pobres y marginados de la sociedad han participado sin entusiasmo y sin canalización de su pensamiento en el momento de dirimir el rango jurídico a dar.
Uno sin embargo tiene fuerte confianza en que a partir del reconocimiento otorgado los que integran organizaciones reivindicativas brinden una mano sin cortapisas a los doblemente castigados por la sociedad, por que cualquier política discriminatoria o situación de desamparo se ensaña con los mas pobres.
El problema es que en la construccion del necesario consenso social en la diversidad, el logro de los derechos debería expresarse de tal suerte que nadie se sienta agravado o destinatario de sallos que no le caben;es necesario advertir a las organizaciones que han conquistado en buenahora sus derechos sobre los riesgos de elaborar propuestas que en el fondo solo apuntan a sostener en el tiempo su existencia y necesidad como organización.
Al "Negro" Antonio no le puedo dejar de decir: ¿queres otra grappa negro? y se que este negro tiene claro que el combate de fondo al racismo no va por ahí.Y creo sospechar que el imprescindible desarrollo de las fuerzas productivas para poder plantearse un sistema socialista no puede descansar en un criterio obtuso y antojadizo de cuotificacion de genero. Y que lo peor que le puede pasar por el desarrollo humanitario a quienes hoy van consiguiendo sus derechos, es parecerse a aquellos esclavos que abolida la esclavitud, actuaban como sus amos.
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