jueves, 30 de octubre de 2025

24 horas de horizonte





La legión de homus facsio



 Para muchísima cantidad de gente su proyecto de vida tiene 24 horas; deambulan por todas las urbes del planeta muchos de ellos tras una nueva dosis de sustancias que aniquilan paulatinamente su miserable vida; los mas afortunados tendrán un horizonte de vida cegada por las balas de la fuerzas policiales del estado o de la banda enemiga en el terreno del narcotráfico.

 Los que intentan una vida que tratan de erigir a su propio criterio se convierten en errantes ciudadanos del mundo. No integran el ejército de reserva industrial porque no hay industria posible y superaron al lumpen proletariado pues son desclasados, no por su libre opción claro. 

Otros se hacinan en las cárceles donde si logran cumplir alguna promesa de resarcimiento, no encuentran la rehabilitación posible cuando vuelven a la vida de sus tugurios. 

Para este sector de la población, ser los convidados de piedra de un proyecto político es su carta de presentación; no están dotados del desarrollo cognitivo suficiente para apropiarse y guiar un proceso de participación de la comunidad que permita ser el pilar de una nueva sociedad que por toda síntesis llamaremos socialista.

Navegando a la deriva y resultándole tan lejanos y ajenos como la presencia de un dios los sujetos que integran los círculos de poder económico y político, su adversario inmediato es el proletariado; su semejante con trabajo y familia en el mejor de los casos es un ser al que envidiar y el más cercano a expropiar de alguna de sus pobres pertenencias.

Ante esta sensación de horizonte de 24 horas, sus oídos son receptivos al crimen organizado donde señores de cuello y corbata que nunca ven los convierten en sus soldados en el territorio, o al discurso fascista que los alimenta con la promesa de soluciones inmediatas que de no llegar, perdido por perdido, más vale desarrollar su capacidad de autodestrucción. 

No son dirigentes ni militantes fascistas o neo fascistas; es un “homus fascio” que al grito de guerra de un estridente “sálvese quien pueda” crece al margen de la institucionalidad de las democracias republicanas y representativas como las conocimos hasta el presente.

 En su concepción, el “político” pasó de ser un personaje sin diferencias, a ser una casta, una clase social a la que por el momento derrotar mediante el sufragio universal, aunque terminen votando un político anti casta.

En buena parte de la población que sustenta un pensamiento reaccionario, (aun definiéndose progresistas), la Otredad, la mirada sobre el otro para comprenderlo, esta ausente.

En algunos por el miedo infundido por el relato que circula en el imaginario colectivo y la relación entre marginalidad y delincuencia, par dialectico alimentado por los grandes medios de comunicación.

Lo que no terminan de asumir, es que también la marginalidad se va acumulando, ocupa espacios físicos, se reproduce y va formando una cosmovisión del mundo que probablemente algún día dejará de apelar a al mendicidad.






 El valor de la ignorancia


 La hegemonía cultural de las clases dominantes ha instalado como un estandarte de libertad de expresión y de la democracia el concepto del Derecho a expresar lo que se piense. Se jerarquiza el poder sostener que la Tierra es plana sobre el discernimiento de ésta premisa. 

Los consensos sobre algunos axiomas universalmente incorporados en la cultura occidental son puestos en tela de juicio no ya para buscar una superación de los mismos, sino para lograr su mínima incidencia, cuando no su extinción.

En ese sentido no es aventurado sostener que el Contrato Social, viene languideciendo.

Los partidos políticos considerados bajo ésta lógica adquieren el estatus de un equipo deportivo del que se es hincha o anti hincha, y en todo caso, no representan intereses de clases sociales. 

Y este pensamiento que denominaremos Ignorancia no tiene nada que ver con el grado de instrucción, de alfabetización, del grado escolar o académico alcanzado, ya que ésta Ignorancia o ignorantes, atraviesa y está presente en todos los estadios de estudios realizados. Es una hendija intelectual donde también penetra y anida la idea neo fascista, tanto en los que viven de juntar basuras o son respetables cirujanos. 

El “homus fascio” hace gala de una otredad que considera su enemigo natural por el solo hecho de ser el otro, y esto también genera contradicciones entre ellos, con la salvedad que los de mayor instrucción harán de los analfabetos su “brazo ejecutor”.

 Para muchos de ellos las redes es su nuevo proceso alfabetizador; estudiantes universitarios que toman partido en una guerra por la cantidad de imágenes del ejército o país agredido sin importar las razones y el contexto. Elijen el candidato de discurso más concreto e imagen más acorde a su estándar estético, y valoran todo proyecto político que les asegure sus márgenes de consumo.

 El arte aunque no lo visualicen como tal, genera una emotividad que poco importa lo efímero que sea y que no logre cultivar su espíritu. El arte también debe ser posible de consumir en forma inmediata y sobre todo, sin complicaciones de pensamiento emotivo. 

Las religiones y las nuevas creencias (desde el catolicismo hasta el Camino Rojo) les ofrecen un atajo y un sitio confortable de la compleja realidad. Ahí también el neo fascismo encuentra campo fértil para su desarrollo porque su discurso tiene tinte casi mesiánico, y en general sus nuevos líderes son “outsiders”.

El horizonte de realizaciones personales, entendiendo por tal el mero hecho de sobrevivir, tiene 24 horas, horas durante las cuales, nacen y mueren constantemente y forman una nueva sub especie que se niega a no seguir siendo, y por el momento se mantienen al margen de la sociedad que los ha marginado, esperando el asalto sobre el resto de la especie.

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