El invierno
venezolano es como la primavera uruguaya (cuando es primavera) y éste enero del
2025 tiene muchos días parecidos al verano uruguayo.
De hecho este 9 y
10 de enero en Caracas los del sur no tenemos nada que extrañar al estar
expuestos a un sol que raramente no quema la piel pero eleva la temperatura.
Desde el 7 de
enero Kira y Douglas son mis baqueanos en Caracas, ciudad vigilada por los
cerros y en particular por el Waraira Repano , Parque Nacional del Ávila y su
pico más alto de2765 metros sobre el nivel del mar, el Naiguatá.
Para la marcha
del 9 de enero un día antes de la toma de posesión del cargo como Presidente de
Nicolás Maduro pedí a mis baqueanos que no me asistieran; quería moverme
libremente entre la gente y recoger sus testimonios, sus visiones, sus
apuestas.
Kira encomendó
mis huesos a un moto taxi (muchos de los chavistas son marxistas leninistas y
católicos) y estoy seguro se persignó ante mi primera experiencia con un
tachero en birodado.
La oposición
también había convocado a una marcha por lo que Douglas me daría libertad de
movimiento pero estaba atento junto al diputado Oliver por si la derecha
promovía incidentes.
En la exaltada
marcha motorizada por las calles de Caracas repaso mentalmente lo cargado en la
mochila para la tarea: grabador, trípode de mano, cámara de fotos, libretas, lapicera.
Recién al bajar
de la moto me di cuenta olvidé dos elementos que serían fundamentales: agua y
un gorro, y en ese orden de importancia.
Chacaíto
La ubicación del
escenario (tarima en venezolano) que espera la marcha que sale de la comuna del
Petare es estratégica.
Chacaíto es un
sitio de paso, un nodo de distribución del transporte terrestre que lleva hacia
cualquier parte de la ciudad. Quienes vienen a tomar el metro allí pueden
llegar hasta cualquier sitio al que lleguen las líneas del metro.
Llegué (aramos
dijo el mosquito al buey) a Chacaíto una
hora y media antes que llegara la marcha de 50 mil personas que saliendo de la
comuna del Petare iba a recorrer ocho kilómetros.
El ritmo caribeño
con grupos musicales en vivo ya inundaba la avenida y los revolucionarios con
ésta idiosincrasia rítmica de la cintura para abajo daba cuenta de su música;
parejas de pescadores, de milicianos, de trabajadores, bailan al son de los
distintos ritmos.
Una madre coloca
a su hijo frente a una pancarta que un grupo de comuneros sostiene que reza: “Comuna
o nada”, pero lo que llama mi atención ante un niño que se muestra reacio a
sacarse una foto es lo que sostiene en su mano con cierto orgullo infantil: un
muñeco de “Súper Maduro”; las expresiones del culto a la personalidad no dejan
de sorprender mi uruguayes pero en este caso resulta hasta simpática.
Cada tanto desde
los parlantes la multitud salta al ritmo de los “Guerreros del PSUV” mientras
los animadores recuerdan no entrar en las provocaciones de la ultra derecha que
por cierto no faltan, al extremo de montar un supuesto secuestro la dirigente
fascista Corina Machado.
Y la mención a
los “guerreros” es ajustada a la historia de un pueblo con un ADN combatiente
desde sus guerras de independencia en 1808.
La empuñadura de
la espada de Bolívar hace sombra sobre las faldas del Ávila.
Juramentados
Hombres y mujeres
de mediana edad (los sub 40) se forman militarmente con uniforme de combate en unidades de unos 20
individuos; son milicianos y milicianas que forman parte de la unión de
militares, policías, trabajadores y comuneros que van a resistir si los
irresponsables llamados de dirigentes de la oposición a una intervención militar
se llega a producir.
En el cuartel de
la zona de la Carlota más de mil
delegados de todas partes del mundo se encuentran en el Congreso Anti fascista
pero no en la marcha, por si alguien habla de intervención extranjera.
Aprovecho a hacer
reportaje a los pescadores y envidio sus gorros de fibra cuando las nubes dejan
al sol dominando el cielo.
Los pescadores y
pescadoras de rostros curtidos por el sol justamente y las sales del mar son
parte de los héroes de ésta revolución; cuando las condiciones más duras del
bloqueo económico condenó a niños y personas a la muerte por enfermedades
curables y desabasteció de alimentos al pueblo venezolano, la pesca de sardinas
fue una alternativa casi exclusiva de acceso a proteínas.
Con su voz
aguardentosa un pescador de la zona de Guanta en el oriente del país me narra
aquella hazaña y el rol jugado por la revolución bolivariana.
Los milicianos no
pueden hablar con la prensa por la lógica militar pero sus miradas dicen más
que mil palabras.
De pronto, una salva
de aplausos es acompañada por una consigna dirigida desde el escenario: “el pueblo está Maduro” ; así
se recibe a la marcha.
Abren la misma
los Colectivos en moto algunos con las rojas banderas del PSUV, luego una
compacta columna del Movimiento Revolucionario Tupamaro con su bandera roja y
negra y detrás una diversa multitud de comuneros, trabajadores, movimientos
feministas, de los pueblos originarios, de las distintas instituciones del
Estado Venezolano que va dejando paso a la nueva institucionalidad del Poder
Popular.
Junto con la
marcha llega la noticia de medios de prensa internacionales del supuesto secuestro
de Corina Machado e incidentes en las calles. Me sorprende la convicción con la
que quienes vienen marchando desmienten la información y no se alteran los ánimos.
Pronto en esta
guerra de información llegan las pruebas de la maniobra mediática y un video de
la propia Corina Machado genera vergüenza ajena y desilusión; este pueblo se
merece enemigos más dignos pero le ha tocado la argentina Patricia Bulrich y
Milei, la insignificante cancillería uruguaya y el presidente Lacalle Pou y
varios presidentes que ofician de gerentes del imperialismo norteamericano y
europeo.
Para terminar de
desmontar la mentira al acto acude el Ministro del Interior Diosdado Cabello
que desde la tarima (escenario en uruguayo) exhibe las pruebas de las distintas
maniobras de agresión incluida la del retorno para asumir como presidente del prófugo
de la justicia venezolana, Edmundo González.
Las arterias de la revolución
Viernes 10 de
enero; Maduro asume la presidencia ante la Asamblea Nacional mientras las
calles son una fiesta de gente en la concentración principal sobre la avenida
Urdaneta.
El escenario (perdón,
tarima) desde donde Maduro dará su discurso al pueblo queda al costado del
Palacio Blanco y Kira me ofrece encontrarnos allí, misión que resulta casi
imposible; las calles son un hormiguero humano y decidimos hacer contacto sobre
la avenida en el puente Llaguno, ubicado a 200 metros del Palacio Miraflores.
El 11 de abril
del 2002 una multitud recorría ese puente ubicado en la avenida Urdaneta para
exigir la liberación de Hugo Chávez preso producto del golpe de estado; Kira debió
reptar varias cuadras para evitar ser asesinada por las balas que franco
tiradores desde las azoteas de edificios y desde abajo del puente eran
disparadas. Aún conserva como un trofeo la remera estropeada por el arrastre,
la sangre, el sudor del miedo y el llanto.
19 muertos y
cientos de heridos fue el saldo de la aventura fascista.
Pero hoy es toda
la fiesta y frente al puente hay ahora
si una tarima (más uruguaya) desde donde un grupo de música anima al ritmo de “la
vida es un carnaval”.
Como buen terco
charrúa tampoco traje gorro y el sol está más fuerte que en la jornada del 9 de
enero, pero sirvió de pretexto para apagar el incendio luego de terminados los
discursos y juramentos con unas cervezas.
En una de las
tantas cantinas atestadas de pueblo enfervorizado Kira se encuentra con viejos
compañeros de militancia, entre ellos el “negro Neguel” (a mí no me digas afro
descendiente chamo) que será el relator fundamental para que mis tímpanos registren
(grabador sin pilas) la construcción del
socialismo venezolano.
“Chávez repartió
como pastillitas las ideas centrales de lo que es el socialismo que durante
años la izquierda venezolana no había logrado explicar”, cuenta Neguel nacido
en una familia de pequeños productores de cacao y cuyos abuelos son la imagen
central en todos estos relatos de realismo mágico, donde una abuela burla a la
muerte convocada por la picadura de una serpiente.
“Claro que hubo
errores en la construcción de nuestro socialismo” admite una joven educadora
popular porque la apuesta fue y es hacer un socialismo venezolano para venezolanos
rompiendo los esquemas del socialismo clásico.
Después de la
tercera cerveza (ojo en botella de 600 ml) me queda claro que la decisión a
resistir una invasión militar o cualquier tipo de agresión se basa en una
ancestral disposición combatiente, pero que este pueblo posee dos poderosas
armas de resistencia.
“Cuando la fase más
dura del bloqueo, nos reíamos de nuestra propia miseria, de inventar comidas”
dice Neguel apostando al humor como un arma imbatible.
Por eso el bloqueo
(quizás la medida más criminal contra una sociedad) no pudo doblegar al
Chavismo; no se trata de una mansa resignación ante las circunstancias sino diríamos
en el sur: desensillar hasta que escampe.
Cuando la oligarquía
petrolera sumió a Caracas en la oscuridad y la falta de energía la resistencia
cobró forma de familias que en los
cerros quemaron sus muebles para cocinar y combatir el frío. Es cierto que los
que nacieron con la estrella del consumo clase mediero son los primeros
abatidos por el bloqueo y huyen fuera de fronteras, pues su noción de patria es
un país prostituido por la fiebre del híper consumo.
El metro busero
“Nuestro
Comandante Chávez antes de fallecer nos dijo como una orden militar: Nicolás será
mi sucesor”, cuenta Neguel ya por su quinta cerveza.
Nicolás Maduro
era un dirigente sindical obrero del gremio de transporte, un paria para las
derechas políticas de todo el mundo, tan incapaz de dirigir un país como decían
del metalúrgico Lula en Brasil o del floricultor Mujica en Uruguay.
Maduro también debió
pasar la prueba de admisión entre los suyos; en 25 años de revolución Venezuela
se ha convertido en una nación agredida con su golpe de estado en abril del
2002 y cientos de atentados; no hay mucho espacio para ejercer una democracia
liberal en esas condiciones aunque los amos del norte lo exijan y ahora se sume
cierto progresismo atacado por la amnesia que le hace olvidar los años de
bonanza que vivieron cuando Chávez distribuyó las ganancias de la renta
petrolera en la construcción del ALBA.
“Imagínate la
vaina de que Chávez te elija su sucesor, ¡ni que verga!” exclama Neguel ante la
mirada inquisidora de Kira que pretende preservar ciertas normas de cortesía ante
el invitado extranjero que ha logrado apagar el fuego del sol caribeño con la fermentación
de cebada.
“Nicolás demostró
estar a la altura de los desafíos” comparten otros parroquianos envueltos en
banderas ocmo capaz que rezan: “Yo juro con Maduro por el futuro”.
Poder Popular
La noche es ahora
la que copa las calles de Caracas mientras cientos de personas vuelven de los
festejos del acto; militares con rostros abandonando la adolescencia patrullan
y ocupan puestos.
Hugo Chávez ha forjado
un nuevo léxico en las fuerzas militares que sobrevive hasta hoy; carros de la
Guardia Nacional Bolivariana están ploteados con la consigna “Obedecer al
pueblo” y vehículos de la policía rezan: “¡Oligarcas Temblad, viva la libertad!”.
El proyecto que
se presentará a estudio del pueblo y su Asamblea Nacional pretende otorgar una profundización
del poder político a las comunas en la construcción de un Socialismo
Comunitario.
Dicho proceso se
da además según la CEPAL (informe leído ya sin libar alcoholes) en el
crecimiento consecutivo del PBI de la economía venezolana.
La construcción
de este socialismo tiene un camino empinado como quién recorre el Ávila y
ciertamente no se hace por los teleféricos, y es un objetivo tan alto, como el
pico del Naiguatá.
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