martes, 14 de enero de 2025

Los sueños de un socialismo tan alto como el pico del Naiguatá

 


El invierno venezolano es como la primavera uruguaya (cuando es primavera) y éste enero del 2025 tiene muchos días parecidos al verano uruguayo.

De hecho este 9 y 10 de enero en Caracas los del sur no tenemos nada que extrañar al estar expuestos a un sol que raramente no quema la piel pero eleva la temperatura.

Desde el 7 de enero Kira y Douglas son mis baqueanos en Caracas, ciudad vigilada por los cerros y en particular por el Waraira Repano , Parque Nacional del Ávila y su pico más alto de2765 metros sobre el nivel del mar, el Naiguatá.

Para la marcha del 9 de enero un día antes de la toma de posesión del cargo como Presidente de Nicolás Maduro pedí a mis baqueanos que no me asistieran; quería moverme libremente entre la gente y recoger sus testimonios, sus visiones, sus apuestas.

Kira encomendó mis huesos a un moto taxi (muchos de los chavistas son marxistas leninistas y católicos) y estoy seguro se persignó ante mi primera experiencia con un tachero en birodado.

La oposición también había convocado a una marcha por lo que Douglas me daría libertad de movimiento pero estaba atento junto al diputado Oliver por si la derecha promovía incidentes.

En la exaltada marcha motorizada por las calles de Caracas repaso mentalmente lo cargado en la mochila para la tarea: grabador, trípode de mano, cámara de fotos, libretas,  lapicera.

Recién al bajar de la moto me di cuenta olvidé dos elementos que serían fundamentales: agua y un gorro, y en ese orden de importancia.

Chacaíto

La ubicación del escenario (tarima en venezolano) que espera la marcha que sale de la comuna del Petare es estratégica.

Chacaíto es un sitio de paso, un nodo de distribución del transporte terrestre que lleva hacia cualquier parte de la ciudad. Quienes vienen a tomar el metro allí pueden llegar hasta cualquier sitio al que lleguen las líneas del metro.

Llegué (aramos dijo el mosquito  al buey) a Chacaíto una hora y media antes que llegara la marcha de 50 mil personas que saliendo de la comuna del  Petare iba a recorrer ocho kilómetros.

El ritmo caribeño con grupos musicales en vivo ya inundaba la avenida y los revolucionarios con ésta idiosincrasia rítmica de la cintura para abajo daba cuenta de su música; parejas de pescadores, de milicianos, de trabajadores, bailan al son de los distintos ritmos.

Una madre coloca a su hijo frente a una pancarta que un grupo de comuneros sostiene que reza: “Comuna o nada”, pero lo que llama mi atención ante un niño que se muestra reacio a sacarse una foto es lo que sostiene en su mano con cierto orgullo infantil: un muñeco de “Súper Maduro”; las expresiones del culto a la personalidad no dejan de sorprender mi uruguayes pero en este caso resulta hasta simpática.

Cada tanto desde los parlantes la multitud salta al ritmo de los “Guerreros del PSUV” mientras los animadores recuerdan no entrar en las provocaciones de la ultra derecha que por cierto no faltan, al extremo de montar un supuesto secuestro la dirigente fascista Corina Machado.

Y la mención a los “guerreros” es ajustada a la historia de un pueblo con un ADN combatiente desde sus guerras de independencia en 1808.

La empuñadura de la espada de Bolívar hace sombra sobre las faldas del Ávila.

Juramentados

Hombres y mujeres de mediana edad (los sub 40) se forman militarmente  con uniforme de combate en unidades de unos 20 individuos; son milicianos y milicianas que forman parte de la unión de militares, policías, trabajadores y comuneros que van a resistir si los irresponsables llamados de dirigentes de la oposición a una intervención militar se llega a producir.

En el cuartel de la zona de la  Carlota más de mil delegados de todas partes del mundo se encuentran en el Congreso Anti fascista pero no en la marcha, por si alguien habla de intervención extranjera.

Aprovecho a hacer reportaje a los pescadores y envidio sus gorros de fibra cuando las nubes dejan al sol dominando el cielo.

Los pescadores y pescadoras de rostros curtidos por el sol justamente y las sales del mar son parte de los héroes de ésta revolución; cuando las condiciones más duras del bloqueo económico condenó a niños y personas a la muerte por enfermedades curables y desabasteció de alimentos al pueblo venezolano, la pesca de sardinas fue una alternativa casi exclusiva de acceso a proteínas.

Con su voz aguardentosa un pescador de la zona de Guanta en el oriente del país me narra aquella hazaña y el rol jugado por la revolución bolivariana.

Los milicianos no pueden hablar con la prensa por la lógica militar pero sus miradas dicen más que mil palabras.

De pronto, una salva de aplausos es acompañada por una consigna dirigida  desde el escenario: “el pueblo está Maduro” ; así se recibe a la marcha.

Abren la misma los Colectivos en moto algunos con las rojas banderas del PSUV, luego una compacta columna del Movimiento Revolucionario Tupamaro con su bandera roja y negra y detrás una diversa multitud de comuneros, trabajadores, movimientos feministas, de los pueblos originarios, de las distintas instituciones del Estado Venezolano que va dejando paso a la nueva institucionalidad del Poder Popular.

Junto con la marcha llega la noticia de medios de prensa internacionales del supuesto secuestro de Corina Machado e incidentes en las calles. Me sorprende la convicción con la que quienes vienen marchando desmienten la información y no se alteran los ánimos.

Pronto en esta guerra de información llegan las pruebas de la maniobra mediática y un video de la propia Corina Machado genera vergüenza ajena y desilusión; este pueblo se merece enemigos más dignos pero le ha tocado la argentina Patricia Bulrich y Milei, la insignificante cancillería uruguaya y el presidente Lacalle Pou y varios presidentes que ofician de gerentes del imperialismo norteamericano y europeo.

Para terminar de desmontar la mentira al acto acude el Ministro del Interior Diosdado Cabello que desde la tarima (escenario en uruguayo) exhibe las pruebas de las distintas maniobras de agresión incluida la del retorno para asumir como presidente del prófugo de la justicia venezolana, Edmundo González.

Las arterias de la revolución

Viernes 10 de enero; Maduro asume la presidencia ante la Asamblea Nacional mientras las calles son una fiesta de gente en la concentración principal sobre la avenida Urdaneta.

El escenario (perdón, tarima) desde donde Maduro dará su discurso al pueblo queda al costado del Palacio Blanco y Kira me ofrece encontrarnos allí, misión que resulta casi imposible; las calles son un hormiguero humano y decidimos hacer contacto sobre la avenida en el puente Llaguno, ubicado a 200 metros del Palacio Miraflores.

El 11 de abril del 2002 una multitud recorría ese puente ubicado en la avenida Urdaneta para exigir la liberación de Hugo Chávez preso producto del golpe de estado; Kira debió reptar varias cuadras para evitar ser asesinada por las balas que franco tiradores desde las azoteas de edificios y desde abajo del puente eran disparadas. Aún conserva como un trofeo la remera estropeada por el arrastre, la sangre, el sudor del miedo y el llanto.

19 muertos y cientos de heridos fue el saldo de la aventura fascista.

Pero hoy es toda la  fiesta y frente al puente hay ahora si una tarima (más uruguaya) desde donde un grupo de música anima al ritmo de “la vida es un carnaval”.

Como buen terco charrúa tampoco traje gorro y el sol está más fuerte que en la jornada del 9 de enero, pero sirvió de pretexto para apagar el incendio luego de terminados los discursos y juramentos con unas cervezas.

En una de las tantas cantinas atestadas de pueblo enfervorizado Kira se encuentra con viejos compañeros de militancia, entre ellos el “negro Neguel” (a mí no me digas afro descendiente chamo) que será el relator fundamental para que mis tímpanos registren (grabador sin pilas)  la construcción del socialismo venezolano.

“Chávez repartió como pastillitas las ideas centrales de lo que es el socialismo que durante años la izquierda venezolana no había logrado explicar”, cuenta Neguel nacido en una familia de pequeños productores de cacao y cuyos abuelos son la imagen central en todos estos relatos de realismo mágico, donde una abuela burla a la muerte convocada por la picadura de una serpiente.

“Claro que hubo errores en la construcción de nuestro socialismo” admite una joven educadora popular porque la apuesta fue y es hacer un socialismo venezolano para venezolanos rompiendo los esquemas del socialismo clásico.

Después de la tercera cerveza (ojo en botella de 600 ml) me queda claro que la decisión a resistir una invasión militar o cualquier tipo de agresión se basa en una ancestral disposición combatiente, pero que este pueblo posee dos poderosas armas de resistencia.

“Cuando la fase más dura del bloqueo, nos reíamos de nuestra propia miseria, de inventar comidas” dice Neguel apostando al humor como un arma imbatible.

Por eso el bloqueo (quizás la medida más criminal contra una sociedad) no pudo doblegar al Chavismo; no se trata de una mansa resignación ante las circunstancias sino diríamos en el sur: desensillar hasta que escampe.

Cuando la oligarquía petrolera sumió a Caracas en la oscuridad y la falta de energía la resistencia cobró forma de  familias que en los cerros quemaron sus muebles para cocinar y combatir el frío. Es cierto que los que nacieron con la estrella del consumo clase mediero son los primeros abatidos por el bloqueo y huyen fuera de fronteras, pues su noción de patria es un país prostituido por la fiebre del híper consumo.

El metro busero

“Nuestro Comandante Chávez antes de fallecer nos dijo como una orden militar: Nicolás será mi sucesor”, cuenta Neguel ya por su quinta cerveza.

Nicolás Maduro era un dirigente sindical obrero del gremio de transporte, un paria para las derechas políticas de todo el mundo, tan incapaz de dirigir un país como decían del metalúrgico Lula en Brasil o del floricultor Mujica en Uruguay.

Maduro también debió pasar la prueba de admisión entre los suyos; en 25 años de revolución Venezuela se ha convertido en una nación agredida con su golpe de estado en abril del 2002 y cientos de atentados; no hay mucho espacio para ejercer una democracia liberal en esas condiciones aunque los amos del norte lo exijan y ahora se sume cierto progresismo atacado por la amnesia que le hace olvidar los años de bonanza que vivieron cuando Chávez distribuyó las ganancias de la renta petrolera en la construcción del ALBA.

“Imagínate la vaina de que Chávez te elija su sucesor, ¡ni que verga!” exclama Neguel ante la mirada inquisidora de Kira que pretende preservar ciertas normas de cortesía ante el invitado extranjero que ha logrado apagar el fuego del sol caribeño con la fermentación de cebada.

“Nicolás demostró estar a la altura de los desafíos” comparten otros parroquianos envueltos en banderas ocmo capaz que rezan: “Yo juro con Maduro por el futuro”.

Poder Popular

La noche es ahora la que copa las calles de Caracas mientras cientos de personas vuelven de los festejos del acto; militares con rostros abandonando la adolescencia patrullan y ocupan puestos.

Hugo Chávez ha forjado un nuevo léxico en las fuerzas militares que sobrevive hasta hoy; carros de la Guardia Nacional Bolivariana están ploteados con la consigna “Obedecer al pueblo” y vehículos de la policía rezan: “¡Oligarcas Temblad, viva la libertad!”.

El proyecto que se presentará a estudio del pueblo y su Asamblea Nacional pretende otorgar una profundización del poder político a las comunas en la construcción de un Socialismo Comunitario.

Dicho proceso se da además según la CEPAL (informe leído ya sin libar alcoholes) en el crecimiento consecutivo del PBI de la economía venezolana.

La construcción de este socialismo tiene un camino empinado como quién recorre el Ávila y ciertamente no se hace por los teleféricos, y es un objetivo tan alto, como el pico del Naiguatá.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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