jueves, 6 de febrero de 2025

De lo esencial que fue invisible a los ojos, al cambio de lentes (Parte 1)

 

(Proyecto de huerta comunitaria Montevideo Rural)


El barrio 23 de enero en Caracas con sus grandes bloques de viviendas, recuerda mucho a la fisonomía de los edificios de Euskalerría en Malvín Norte, esa suerte de pequeña ciudad dentro de la ciudad.

En el caso de Uruguay aquellos apartamentos estuvieron destinados a poder albergar a su retorno a los cientos de uruguayos que debieron exiliarse por motivos políticos en los 70.

Hasta ahí la similitud arquitectónica.

El 23 de enero en Caracas es un barrio de tradición de lucha popular, más parecido por su historia a los barrios del Cerro y la Teja en el oeste Montevideano, el cerro con sus huelgas y barricadas de trabajadores de obreros de la industria frigorífica y la teja con su famosa mini insurrección popular de “El Tejazo” en setiembre de 1971.

La Comuna de “El Panal” en el 23 de enero y miles de comunas en toda Venezuela exploran y profundizan caminos transitados en Uruguay, que allá van bajo la bandera de “Comuna o nada”; sin el fragor caribeño acá en el sur  las experiencias realizadas deberían merecer el debate de porque lo esencial fue invisible a los ojos o, cuando se cambiaron los lentes con se observaban las posibilidades de construcción de un poder alternativo al Estado Burgués, como rezaban los documentos internos de muchas fuerzas políticas de izquierda.

Venezuela hoy Montevideo ayer

Es un buen ejercicio poner el camino venezolano del socialismo y el errático rumbo socialdemócrata uruguayo frente a frente reconociendo que ni el camino del primero goza de gran originalidad, pero el segundo perdió las señalizaciones que orientaban algunos sectores de la izquierda uruguaya.

No se trata de cometer el error del traslado mecánico conceptual (siempre decimos que las fortalezas de las revoluciones hechas están en los brazos de sus pueblos, y así Cuba tiene cubanas y cubanos, Venezuela venezolanos y venezolanas, etc.) y menos de la praxis.

La participación del pueblo venezolano en forma cada vez directa ocupando espacios de definiciones en lo educativo, en lo económico, en lo productivo, en lo social, en lo comunitario, disputa el Poder Político a los sectores dominantes de la sociedad, retraídos en Venezuela desde el 4 F de 1992, proceso conducido por Hugo Chávez.

El triunfo del gobierno municipal de Montevideo por parte del Frente Amplio en 1989 y sus impulsos de profundización democrática, como los impulsados al arribar al gobierno nacional en el 2004 (siempre con la presencia rectora de Tabaré Vázquez), fueron cayendo en caminos erráticos que despojaron al proceso de las primarias consignas de construcción del socialismo y pasaron de la disputa del Poder político, al relato político expresado en la representación política.

Participación popular

El 2 de febrero del 2025 Los venezolanos y venezolanas debieron seleccionar entre 36.685 proyectos comunales que recibirán financiamiento directo del Gobierno Nacional.

Los proyectos abarcan áreas esenciales como vivienda, vialidad, salud, educación, agua, electricidad, deporte y cultura.

 Fueron convocados los habitantes de las 1.101 parroquias (Municipios uruguayos) del país, organizados en 5.334 circuitos comunales, habilitando 5.245 centros electorales.

Los proyectos seleccionados recibirán recursos a través del Consejo Federal de Gobierno, garantizando la autonomía y protagonismo de las comunidades en la ejecución de las obras.

 El ministro del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales, Ángel Prado, enfatizó la importancia de esta jornada: “Invitamos a todo el pueblo de Venezuela este próximo 2 de febrero a que votemos cada quien en su circuito comunal. Vamos a priorizar proyectos. No dejemos pasar esta gran oportunidad de tener los recursos de manera directa del Gobierno nacional para ejecutar obras en función de resolver problemas y de servicios públicos.”

En 2024, se realizaron dos consultas similares, el 21 de abril y el 25 de agosto, donde se priorizaron proyectos en áreas como agua, vialidad, hábitat, electricidad, educación y salud

Consejo de Vecinos

En Uruguay, la experiencia de Montevideo se inició en 1990 con el ascenso al gobierno de la izquierda, inspirada en postulados de nueva izquierda latinoamericana.

 Implicó una Reforma de Estado orientada a la ciudadanía y el objetivo de la participación ciudadana y para eso se crearon 18 Centros comunales en todo Montevideo, potenciando la participación mediante los Consejos de Vecinos que en una primera etapa eran representantes y elegidos por las organizaciones sociales territoriales.

Pero lo que empezó como una fuerte apuesta a la descentralización del poder político central fue paulatinamente derivando en la desconcentración de servicios.

Para cuando llegó la posibilidad de votar e incidir en la ejecución del presupuesto, el tren del “poder político popular” ya había pasado.

Los vecinos uruguayos presentan proyectos de obras necesarias para sus territorios, pero esos proyectos no contemplan incidir en los asuntos económicos, productivos, de salud, de energía, de educación.

Pudiera ser que 34 años de ejercicio del gobierno departamental de Frente Amplio en Montevideo, hubiera aletargado los reflejos.

Decían las Bases Programáticas del Frente Amplio para el gobierno 1990-1995: “El objetivo central de la gestión departamental del Frente Amplio es el de promover una profunda democratización de la vida social, política y económica del Departamento de Montevideo (…) En esta concepción, la planificación, instrumentación y ejecución del conjunto de políticas propuestas por el Frente Amplio supone y tiene como fundamento principal la información y la participación ciudadana. La participación de la comunidad, a todos los niveles es concebida por el Frente Amplio como un principio rector de su programa departamental, y se concretará por medio de organismos y canales aptos para contribuir a la definición de metas comunitarias, al control del acceso a las mismas, y a la garantía de su consolidación.

 Esta dinámica presencia ciudadana en la gestión comunal aporta a las políticas a desarrollar la necesaria creatividad propia de la iniciativa popular, apta para enriquecer tanto las metas a perseguir como los caminos y los medios de su consecución”.

La “necesaria creatividad propia de la iniciativa popular” quedó mediatizada cuando durante los largos años de gobierno municipal, la participación social empezó a descender en un fenómeno más universal (donde incidió la transformación en el mundo del trabajo y la perdida de la certidumbre laboral) y en una sociedad como la montevideana donde el parámetro de la injusticia tenía una fuerte presencia territorial.

Hubieron administraciones que priorizaron obras en los territorios donde sus contribuyentes podían estar al día con el pago de tributos (los barrios de clases medias y altas) en detrimento de obras en barrios populares que hubiera servido para consolidar su organización, combatiendo la tendencia asistencialista.

Si bien el tercer nivel de gobierno (con su elección de Alcaldes y Concejales) y los presupuestos participativos convocan a buena parte de los vecinos, pero estos no se terminan apropiando del territorio como una expresión alternativa a la burocracia estatal.

La disputa de la economía

Distintos proyectos comunales en Venezuela vienen generando una red de economía alternativa; en la comuna de El Panal una panadería, crianza de pequeños animales, talleres textiles y otros generan en base un nuevo bono de adquisición de productos una economía circular interna.

Por varios estados venezolanos florecen y se consolidan estas experiencias productivas comunitarias.

En Uruguay cuando la crisis del 2002 las ferias de trueque generaron un posible camino que se iba a insertar otras experiencias de Economías alternativas y populares.

Bajo los gobiernos del Frente Amplio, muchas unidades productivas en diversas formas asociativas ingresaron en las Compras del Estado lo que significó resolver el mayor problema del mercado que es asegurar la venta y a precios razonables.

Es ineludible no mencionar las experiencias de las Empresas Recuperadas Por los Trabajadores que se convirtieron en un rumbo estratégico (Al que por cierto la visión latinoamericana de Hugo Chávez tanto colaboró), pero fueron una tenue luz de vela en el marco del capitalismo.

Más acá en el tiempo, la Red de Ollas Populares y el Mercado Popular de Subsistencia siguen manteniendo esa vela encendida y quizás el retorno de gobiernos progresistas permita que esa candelita no sea apagada por los vientos de neoliberalismo que la estuvieron soplando.

Hablando de economía y políticas de autodeterminación un ejemplo patente: tanto en Uruguay como en Venezuela se impulsó el acceso a la tecnología informática a los alumnos de primaria y secundaria; En Uruguay el Plan Ceibal entregó una computadora por niño adquiriendo las máquinas a un buen precio en plaza; en Venezuela se instaló la producción de las computadoras.

¿?

Si el Frente Amplio fue capaz de generar un espacio político para la participación ciudadana, si luego desde el gobierno nacional se promovió el acceso a la salud, se promovió la organización sindical y los consejos tripartitos, los planes sociales que supusieron ayudas económicas pero tambien creación de puestos laborales mediante cooperativas y asociaciones de trabajo, se fortalecieron las organizaciones de base rurales, se regularizaron asentamientos de vivienda y la lista es más larga, ¿Por qué no se impulsó la defensa de esas conquistas por parte de los involucrados ante el avance de la Derecha política?

 Lejos de intentar dar respuestas únicas y categóricas, el artículo apunta una vez más a generar la incertidumbre y salir de la zona de confort y pereza intelectual, a la mansa resignación que se escuda bajo la frase “La política es el arte de lo posible”.

Las propuestas comunales venezolanas no deslumbran por su originalidad (aunque son bastante originales si se compara con los procesos que intentaron hacer un molde de la experiencia soviética) pero son sobre todo la constatación de que todo fue y es posible, y claro, como ya advertían muchos de los que cambiaron de lentes, nada de esto sucede sin generar la ira de las clases dominantes y los espacios burocratizados de pequeños poderes. Y para muchos resultó en el resguardo de su integridad física, cambiar los lentes y empezar a dar una nueva visión del mundo.

 

 

 

 

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