lunes, 5 de septiembre de 2011

¡Que toupet!

En una sociedad basada en un modelo altamente competitivo, ser el “Primero Siempre” es una meta acorde a ese modelo; claro que se puede ser Primero por llegar antes, o por quedar en evidencia, por ser más veloz que los demás o menos discreto; ya se ha convertido en costumbre, que los sábados por las ondas de canal 12, la música ha forma de clarín que “quiebra” la monótona tanda, nos ponga al tanto de los contenidos de la edición dominicana del diario “Caganchero”, que sale, Primero Siempre.
Fundado el 14 de setiembre de 1918, El País nació como órgano oficial de una de las corrientes del Partido Nacional, aspecto que se suele olvidar tras el manto del perfil editorial en su aspecto empresarial. Conto entre sus fundadores a Don Washington Beltrán Barbat, el primero de la dinastía.
Beltrán junto a Eduardo Rodriguez Larreta y Leonel Aguirre fue la barra emprendedora a la que se incorporó mas adelante Carlos Sheck, que le dio al simple panfleto el vuelo empresarial, desarrollando una madeja de distintos intereses económicos con propiedades y/o acciones en el campo de las comunicaciones, pero también en los de la producción y las finanzas.
El País, Canal 12, Radio Sarandí, Radio Mundo, Radio Panamericana, Canal 2 de punta del este, la Red Uruguaya de Televisora Color, por nombrar algunos de los emprendimientos tendrán sus conexiones con acciones en Saeta TV (canal 10) de los Fontaina De Feo ( ¿Cuáles son los límites de la competencia?)y con los Peirano, Zerbino, Gallinal, Otegui; traducido en firmas comerciales: Fabrica Nacional de Papel, Laboratorio Cibeles, Alcan Aluminios, por nombrar algunos.
Washington Beltrán Barbat, el primero de los “cagancheros” a quien José Batlle ultimó de un pistoletazo en justo duelo, como salvaguarda del honor que el colorado sintiera ofendido tras un editorial de Beltrán titulado: ¡Que toupet!; en él, el editorialista cataloga al Presidente de “Campeón del Fraude”, en un gobierno donde “conviven proxenetas, tahúres, ladrones y policías en la obtención de boletas”.
Duro de pluma el hombre; como cumpliendo un ritual de sangre genealógica los posteriores Washington Beltranes, Mulling el “bordaberriysta” y el actual Storace, se ven obligados a escribir o a consentir, filosos , aunque poco agudos editoriales.
El duelo y el trágico desenlace con la muerte del Primer Beltrán en abril de 1920 se ha justificado hasta el hartazgo por la apasionada contienda política que mantenían colorados y blancos y las distintas corrientes dentro de cada colectividad, siendo acordes a ese clima los duros conceptos vertidos en forma oral o escrita.
“Secuestros y Asesinatos”, “Solidarios a Prepo”,” ¿Quien Gobierna?”, “El Pastor Mentiroso”, “El Dislate Tributario”, bien podrían ser editoriales de aquellos convulsionados principios de siglo.
Pero no; fueron escritos entre junio y julio del 2011, durante el gobierno de Mujica, el que inició su mandato con las cuatro comisiones interpartidirias sobre Educación, Seguridad , Medio Ambiente y Energía e integró a la oposición en los Directorios de los Entes y Organismos Públicos.
“Primero Siempre”, adelantándose al fin de la “convivencia política” entre gobierno y oposición, o quedando en evidencia de esa “convivencia” que el “comando caganchero” nunca tragó demasiado. A Don Ricardo Reilly Salaverri (no podía firmar con menos de dos apellidos el blanco Serafín) le hubiera venido muy bien, dada su floreada escritura un lugar en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Un ejemplo de su espitu diplomático lo resumimos en su comentario del 30 de junio donde cataloga a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de “tatucera de resentidos sociales, ignorantes del mundo real, que odian biológicamente a la campaña y al éxito ajeno”.
Por más Gallito Luis, enciclopedias y revista escolar que disimulen su esencia partidaria, siempre sus valoraciones, aun sobre la información de los hechos en formato noticia, será subjetiva y tendrá la visión sobre la realidad que sus cristales le brindan.
Un rapto de objetividad informativa ensayaron aquel amargo 27 de junio de 1973 cuando solo se limitaron a informar lo que todo el mundo ya sabía: habían disuelto las cámaras legislativas.
La subjetividad periodística al servicio de los intereses de los sectores más retrógrados y poderosos de la sociedad y aun dentro de la colectividad nacionalista, denunciada hasta el hartazgo por Wilson Ferreira Adúnate, no pudo ser disfrazada por la tapa de ese día.
Esta es la primera de una serie de artículos que no necesita emitir comentarios ni sacar conclusiones sobre los documentos incriminatorios en que se han convertido sus propias páginas, para comprender, quien en Uruguay, obra en contra del bienestar general, primero siempre.

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